«No quiero ayudarte»

¡Por Dios! que impresión, que alegría, que tristeza, que dicha, que desgracia, volver a ver a cualquier lugar sin importancia alguna y encontrarme con tu mirada inocente, que me enamoró, mirándome a los ojos con algo de duda como queriendo saber si soy yo, como queriéndome preguntar si todavía existo. Yo sin ningún motivo más que pena, en ese momento decidí no hablarte, aún sabiendo que todo el día estarías ahí conmigo. ¡Que impresión! cuando te vi tan pero tan cerca de mi, hasta me dio miedo saber que estabas ahí. Recuerdo tantos momento de felicidad, tantos juegos, tantas corridas entre tu y yo, recuerdo, también, cuando enfermaste y tuvieron que operarte de emergencia, esos momentos fueron muy difíciles para mi. No puedo ni Sigue leyendo